julio 08, 2013

Mi tempestad y mi calma.

Esta historia llena de altibajos se ha convertido en la constante de mi vida, basta una palabra suya para pintarme de nuevo una sonrisa, él se ha vuelto mi tempestad y mi calma.

Después de un sorpresivo mensaje ahí estaba yo, 20 minutos antes de su hora de llegada como inequívoca señal de que la ansiedad de mí se apoderaba, retoqué el maquillaje, me puse perfume, nunca había sentido tantos nervios al ir a su encuentro, puntualmente le vi cruzar la puerta tan relajado y atractivo como siempre (no puedo evitar sonreír al escribir recordando) subió su equipaje al carro, se sentó a mi lado y me besó, había sido una larga espera y finalmente las circunstancias se volvieron nuestro



cómplice, no podía dejar de observarlo, mientras al desabotonar su pantalón por el elástico de su ropa interior su virilidad se asomaba, mis manos dibujaban la forma de sus brazos, de su espalda, su lengua me recordaba lo que se aproximaba, él conoce cada punto débil de mi cuerpo, sus manos me desnudan con ayuda de su lasciva mirada, su barba Dioooossss!!! Me desarma, mis labios lo acorralan y lo tomo prisionero, sus jadeos me guían, sus manos desesperadas me empujan a devorarlo, se desliza profundamente entre mis piernas, espasmos, jadeos, nada importa, no existe el tiempo, ahorcajadas sobre su cadera me muevo mientras el se acomoda para ver el espectáculo, me observa con atención, con dificultad menciono alguna palabra, mi cuerpo ya no me responde y me desplomo a su lado, siento sus besos recorrer mi espalda mientras se hunde de nueva cuenta en mi cuerpo, mi lengua ansiosa lo saborea, lo recorro de arriba abajo sin querer terminar, siento su orgasmo en mi lengua y no lo suelto, quiero reponer el tiempo.

Vuelve la calma, mientras me recuesto a su lado, acaricia mi espalda y yo su pecho, recobramos el aliento, hablamos de todo y de nada, podría quedarme a vivir en ese abrazo mientras presiona sus labios contra mi frente en un suave beso.

Mis piernas aun tiemblan entre el placer y los nervios, me cuesta sostenerme,  él no sabe que cuando lo dejo siempre siento miedo, que mi calma regresa hasta que me saluda de nuevo y sé que todas sus cosas se encuentran en orden, cuando se comporta jugueton y coqueto en lugar de frío y distante y al final del día se despide con un beso, ese beso que dibuja sonrisas y me sostiene hasta el próximo encuentro.

3 comentarios:

  1. Te leo y me voy con una sonrisa, hasta el próximo encuentro.

    Dulces besos y dulce noche.

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  2. me alegro mucho de leer estas líneas maestras ^^

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  3. Me identifico en todo lo que leo.

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