septiembre 05, 2016

Cuando llega

Hay días que la inspiración se va de paseo, hay otros que hace magia para mí y me la devuelve, las visitas se vuelven cada vez más complicadas, las distancias a veces parecen imposibles de acortar, la espera se vuelve insostenible… pero de pronto en medio de las dificultades, de los contratiempos, de las angustias, llega un mensaje mostrándome que por fin está aquí y esa sonrisa idiota aparece de nueva cuenta sin poder disimularla, la ansiedad recorre mi cuerpo y los minutos que faltan para abrazarlo pasan lentos, siempre me siento más ansiosa cuando sé que ha llegado y falta poco para verlo, de pronto me sorprende una llamada no quiero esperar más, quiero salir corriendo, escuchar su voz me emociona aún más,  la sonrisa idiota no cede.
Tic… tac… tic… tac… los segundos pasan lentos.
¡Al fin! Ahí está, lo veo caminar hacia mí, me besa y le respondo con el deseo desbordado, me recorre con la mirada y lanza un piropo, creo que aún me sonrojo un poco cuando lo hace, sigo sin acostumbrarme del todo, debo confesar que me encanta cuando lo hace, vamos a nuestro lugar de siempre (deberían de regalarnos una cortesía después de la quinta visita), cuando la puerta cierra detrás de nosotros el mundo se detiene y solo existe él.
“Hola guapo” le digo mientras recorro su rostro con un dedo mientras está sobre mí, “hola princesa” me devuelve el saludo, nuestros labios parecen tener imán es casi imposible separarlos, recorre mis hombros con sus dedos, siento el cosquilleo recorrer mi espalda, mi piel se eriza cuando sus labios empiezan a descender por mi cuello, van paseándose por mis senos, no hay nada mejor que tenerlo aquí entre mis brazos, su mirada no pierde detalle de mis gestos, toca con calma midiendo mis reacciones, esperando que mi cuerpo empiece a retorcerse, parece disfrutarlo bastante, puedo verlo en esa sonrisa maliciosa que se esboza antes de morderse el labio, me hace sentir segura, deseada, aún con el maquillaje corrido y el cabello despeinado.

Mi lengua lo busca ávida de su piel, lo enredo y siento su humedad mezclarse con la mía, mis labios lo aprietan intencionadamente haciendo que su firmeza aumente y sus gemidos se escapen, me pone sobre la cama, su mirada me avisa lo que está por venir… mi cuerpo se arquea, trato de mantener mi mirada fija en él, fallo en el intento, sus dedos se clavan en mis hombros, siento su agitada respiración en mi oído, la habitación se llena de nuestros olores y yo… yo me lleno de él… No hay nada que se compare con esa sensación, no hay nada que pueda igualar cómo me siento cuando estoy con él.