septiembre 06, 2011

Díficil verTE y no tomarTE

Ahora que estoy aquí sentada tratando de escribir después del encuentro no sé por dónde empezar, las imagenes se mezclan en mi cabeza como flashazos de una película, el tráfico lento que no me dejaba llegar, el reloj avanzando sin parar, las ansias por volverte a besar… por fin estás aquí, el sabor de tus labios en los míos…
Me toma la cara entre sus manos, me acorrala contra la pared y me besa sin decir palabra, me abraza llevándome hacia la habitación, me levanta del suelo y me aferro a su cadera, me sienta encima de sus piernas, quita el cabello de mi rostro y escucho “Hola princesa!... Cómo estás?”, eso me hace sonreír, “ahora estoy muy bien” -como me gusta cuando hace eso!-. Va a la ducha y voy detrás de él, recorro su cuerpo mojado con mis besos, las gotas de agua caen sobre mi espalda mezcladas con la humedad de su lengua que la dibuja lento, siento como se pega a mi espalda y ya no sé si estoy mojada por la humedad del agua o por la de su cuerpo.
Tenía tantas ganas de besarlo, de tocarlo, acariciarlo… en ese momento no había mejor lugar para estar que entre sus brazos, sentir sus labios bajando despacio, quiero sentir su lengua en mi lugar secreto, lo sabe y me tortura haciéndome esperar, me besa los senos, el vientre, los muslos, mi cuerpo se arquea cuando por fin llega, que delicia!, su lengua, sus dedos, su miembro me roza suavemente, aaah!, extrañaba tanto eso… muero por devorarlo completo, lo lamo, lo muerdo, lo recorro, lo enredo en mi lengua, me deleito en su cuerpo, siento su firmeza, escucho sus gemidos, sus manos enredándose en mi pelo… ahora está sobre mí, siento como entra despacito, poco a poco, se mueve suavemente, me habla, me besa, me toca, y yo estoy perdida entre su hombría y su boca… me monto sobre él, siento como me llena, sus besos callan mis gemidos, es una mezcla de dolor placentero, aprieto sus manos, me muerdo los labios para no gritar… sus labios recorren mi espalda siento sus embestidas cada vez más fuertes, mis piernas tiemblan y no puedo sostenerme, me gira y me mira a los ojos, no me da tregua, el sudor resbala por su cuerpo, jadea, su respiración está descontrolada, me mira, me besa, jadeo, grito, lo recibo en mi boca bañándome con su esencia… respiro… todo vuelve a la calma, me recuesto sobre su pecho mientras me abraza y me acaricia la espalda, me besa la frente y ahora la princesa se siente tranquila.

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Anda déjame un suspiro...