Aun recuerdo como hubiera sido el día de ayer aquella primera vez, no olvido cuan nerviosa me sentía, me encontraba en una ciudad desconocida y mis ilusiones dentro de una maleta, después de mil contratiempos estaba allí delante de ti, tu beso me hizo olvidarme de todo, sentir tus brazos rodeando mi cintura hacían que todo valiera la pena, salimos de ahí directo al hotel, pasamos a la habitación y te sentaste en una de las sillas tomándome de la cintura para que me acomodara sobre tu pierna, nos besamos tiernamente... ven recuéstate un rato dijiste llevándome hacia la cama, me senté en la orilla y te arrodillaste para quitar mis zapatos, me besaste de nuevo tratándo de convencerme de que durmiera un poco, ¡¿dormir?! el tiempo era contado lo único que quería era estar contigo sin desperdiciar ni un segundo, no pensaba perderlo durmiendo! En lo que tratabas de cónvencerme de que me pusiera cómoda para dormir empezaste a desvestirme poco a poco con besos pausados, me resistía un poco retirándote las manos, pero la verdad es que deseaba tanto que lo hicieras que no pude resistirme por mucho tiempo... Me recostaste sobre la cama y empezaste a recorrer todo mi cuerpo con delicadas caricias, iniciaste en mis pies, subiste despacio por mis piernas, tocaste mis costados hasta llegar a mis hombros, pasaste tus dedos llendo por mi cuello bajaste lenta muy lentamente llegando a mis senos, apenas los tocabas con la palma de tu mano con toda la ternura para mimarlos, te detuviste ahí por un largo rato, no quería apartar mi mirada de ti pero las sensaciones que me provocabas eran tan placenteras que no podía evitar cerrar los ojos por instantes, rondaste por mi vientre hasta llegar a mi púbis, tus dedos delicados iniciaron el recorrido hacia mis adentros, entre mimos y dulces caricias un gemido rompió el silencio de la habitación y un temblor recorrió todo mi cuerpo, mientras tu no perdías detalle de cada una de mis reacciones, te recostaste a mi lado y me tomaste entre tus brazos, perdí la noción del tiempo hasta que dijiste es hora de tomar un baño, ánda vamos, tienes que comer algo y quiero llevarte a conocer la ciudad...
tu estabas apurada y el queria ir despacio,,, normalmente es al reves,,,
ResponderEliminarsaludos,,
La prisa era por el ansia de tenerlo ya!
ResponderEliminarmujer osada que sabe pedir lo que quiere y merece!
Me encanta tu blog y valoro mucho tus visitas y comentarios, gracias por motivarme a tener este espacio.
eres linda, eres Daya!
BESOS
Qué hombre tan tierno, así como no le va entrar la “urgencia” a una jejeje. Bellísimo relato.
ResponderEliminarBisous y que tengas un excelente finde ;)