Caluroso y ajetreado día de Agosto, varias diligencias desde temprano, un juego de béisbol y carne asada en un paseo cercano a la ciudad, fuerte sol durante el día que hacía que el calor fuera mas intenso aún, de repente las nubes empezaron a aparecer propiciando una torrencial lluvia, llegué a casa cansada, acalorada, desvelada la noche anterior habíamos hablado hasta tarde, me di un baño y encendí mi computadora, pero el sueño me venció así es que me dispuse a dormir apenas pretendía conciliar el sueño de nuevo cuando sonó un mensaje a mi celular…
“Hola, ¿Qué haciendo?” preguntaste
En mi camita acostada después de un delicioso baño
“Y no puedes salir?”
Preferí llamarte, no tenía ganas de sostener una conversación vía mensajes al cel. Con lo somnolienta que estaba, preguntaste como había estado mi día, que había hecho, como lo había pasado, “¿puedo ir a visitarte?” preguntaste, casi era media noche y después de unos cuantos pretextos rechazados me vestí de prisa, salí y me subí a tu carro, sabía perfectamente a donde me llevarías y no me desagradaba la idea, pero pareciera que esa noche lluviosa de sábado a todos nos apetecía lo mismo, llegamos al motel y estaba lleno, te dirigiste a uno vecino donde tuvimos que esperar unos minutos para que nos dieran habitación, te dije que era una noche Acogedora mientras te guiñaba un ojo, sonreíste y sin quitar tu mirada de la mía empezaste a deslizar tu dedo por el borde de mi pronunciado escote, muy suavemente, apenas tocándome, de inmediato mi piel se erizó y se dibujó una sonrisa cómplice en mi rostro, en eso el encargado se acercó y dijo “habitación 120”… me pregunto ¿a cuántos amantes les toca la misma habitación en el mismo motel dos veces seguidas?...
Me senté en un sillón en lo que atendías una llamada, al terminar extendiste tu mano para levantarme y me besaste suavemente la frente al tiempo que me abrazabas, acomodé mis manos sobre tu pecho, tus labios fueron bajando con suavidad por mi rostro hasta llegar a mis labios, empezaste a llevarme hacia la cama con pasos cortos y besos dulces, desabotoné tu camisa y cayó al piso, mis uñas recorrieron tu espalda lo que provocó un estremecimiento en ti, tu piel se erizó y sentí tu aliento en mi oído, sacaste mi blusa y exclamaste ¡mmm rojo!... desabrochaste mi pantalón dejándolo caer, bajaste los tirantes de mi sostén mientras tu boca se repartía entre mis labios y mi cuello, mis manos hurgando en tu pantalón, mi pulso se agitaba tu respiración se aceleraba, mis uñas dejaban una estela de placer a su paso por tu piel, por fin arrancaste mi sostén, sentándome en la orilla de la cama mientras te colocabas entre mis piernas, me recostaste tapizando de besos mi cuerpo no dejaste un solo espacio sin probar ni tus manos sin explorar, bajaste lento hasta mi vientre te abriste paso entre mis piernas pude sentir tu aliento tibio estremeciendo mi cuerpo, seguido de la humedad de tu dulce lengua tus dedos se volvieron cómplices, mi boca seca, mis ojos cerrados, mis manos apretando las sábanas, mi cadera se arqueaba, los gemidos no podían esperar y mi cuerpo dio un reparo para caer desplomado, subiste de nuevo beso a beso… tu lengua en mi oído tu sexo en el mío, savia y saliva, mis uñas clavadas en tu espalda tu barba raspando como lija… temblores, espasmos, sudor, calor, sonrisas, sed… intentamos recuperar el aliento mientras te tiendes a mi lado y me recuestas sobre tu brazo, tu mano me acaricia despacio la espalda en tanto me acurruco en tu pecho… te beso despacio inicia el descenso, te miro viciosa sonríes malicioso, te meto en mi boca, despacio te saboreo como a un dulce caramelo, siento como tu excitación crece y el deseo no cede, me giras y bajas clavándote entre mis piernas y una nueva oleada de placer nos recorre hasta dejarnos exhaustos, quedas desplomado sobre mi por uno rato… una tibia ducha nos espera, tallo tu espalda y te presiono contra mi pecho mientras mis manos recorren el tuyo llegando hasta tu sexo…
tu deberias ser la reina del erotismo y la seduccion que barbara siempre escritos fascinantes y las imagenes ni se diga todo acorde..
ResponderEliminar¡Què agradable sin las tentaciones prohibidas!
ResponderEliminarLa pose en la cama es algo espectacular. Se antoja.
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