Quítame el disfraz de colegiala y podrás vestirme como niña mala

Ella: Buenos días, ahora no necesitas raite?
notando a través de tu pantalón cuanto te agradaban y en cada semáforo la intensidad de nuestros besos aumentaba en lo que tus manos traviesas hurgaban en mi escote, al llegar al estacionamiento apenas apagaste el carro te lanzaste sobre mi, lentamente fuiste bajando de mis labios al cuello saboreando cada centímetro por donde pasabas bajaste los tirantes de mi blusa, tiraste de mi sostén hasta dejar mis pechos al aire, empezaste a recorrerlos con tu lengua juguetona al tiempo que tu mano bajaba el cierre de mi pantalón y tus dedos me encontraban, un gemido se escapó de mi boca pero lo ahogaste con la tuya, me tocabas despacio… con suavidad, mis fluidos empezaban a mojar tu mano, separaste mis labios, recorriste mi clítoris con la yema de tu dedos hasta llegar a la entrada de mi vagina una y otra vez provocando mis ansias, me acariciabas con movimientos circulares sintiendo mi palpitar, una que otra mordida en mis labios me daban un respiro para dejar salir los sonidos de mi excitación, mis piernas se abrían aún mas y mis caderas se arqueaban para facilitarte la entrada… te hundiste en mí… tus dedos penetraron con facilidad comenzaste a moverlos despacio, entrabas y salías mientras tu boca no dejaba de devorarme, tus movimientos se volvieron mas rápidos, mas fuertes al igual que mi respiración y el estremecimiento que provocabas, la tibieza de mis líquidos bañó tu mano y mis gemidos no pudieron contenerse mas…
ncorporé un poco para bajar el cierre de tu pantalón, recorrí tu pecho con mi lengua… te tenía en mis manos. Inicié jugando en tu ombligo haciéndote cosquillas con mis uñas, bajando a tu miembro de manera muy suave casi sin tocarlo, tu cara me decía lo placentero que te estaba resultando, me entretuve en tu vientre… fui bajando muy lentamente, te cogí con mi mano y te pasé mi lengua… te saboreé despacio y te metí en mi boca a tiempo que mis uñas continuaban acariciándote y tus manos se paseaban por mi trasero, empecé con mi trabajo chupándote, lamiéndote, bajando y subiendo mi boca mientras mi lengua hacia círculos en tu miembro, tus gemidos se escuchaban y el olor a sexo nos impregnaba, afuera la gente iba y venía, un guardia se acercó mientras una pareja pasaba por detrás pero nadie se percataba de lo que sucedía dentro, el teléfono sonó reclamaban tu presencia, apenas alcanzaste a pronunciar “ya voy” y colgaste, yo seguía con lo mío, tu mano apretó fuerte la mía, mi lengua seguía jugando contigo, metiéndote y sacándote
de mi boca, dándote placer, te lamia y de nuevo te metía en mi boca, estabas tan duro, tan caliente, tan suave, las caricias se volvían mas fuertes en cada ocasión tus gemidos me daban la pauta para la intensidad de mis movimientos al igual que los apretones en mis pompis. Tu respiración se agitó, sentí tu palpitar en mi lengua, te derramaste en mi boca y te bebí poco a poco, mi lengua continuaba jugando contigo suavemente por unos momentos mas, cuando levantaste mi cabeza me abrazaste con ternura y me besaste con suavidad… en tanto el teléfono de nueva cuenta anunciaba que debíamos volver a la realidad.
El primero un dulce beso

Era un domingo cualquiera, el tiempo transcurría lento de pronto una ventana se abrió, el color naranja indicaba que tenía un nuevo mensaje, respondí al llamado y entre bromas y risas acepté tu invitación, la fecha acordada llegó… me subí a tu auto, lo primero que dijiste fue “Mmm Que rico huele!, mucho gusto, se ve más guapa en persona que en fotografía”, “mucho gusto, gracias” respondí, sonreí y agache la cabeza avergonzada. De camino tratabas de relajarme un poco con una conversación vana, ni siquiera recuerdo exactamente que era lo que me decías, estaba tan apenada que no podía mirarte a la cara, llegamos, estacionaste el coche y la puerta de la habitación 120 se abrió, cambié la música y bajé el volumen, estaba tan nerviosa que lo único que cruzaba por mi cabeza era “¿Que demonios hago aquí?”, abriste una botella para cada uno e hiciste un brindis por el placer de conocernos, te recostaste sobre la cama y me invitaste a que me sentara a tu lado, podías darte cuenta de lo que sentía en ese momento, me tomaste de la mano y empezaste a conversar conmigo, tus manos se sentían tan suaves, eso empezaba a gustarme, después de un rato me recosté mientras continuábamos la conversación, de repente me besaste y respondí, sentía tu lengua buscando la mía, como movimiento inconciente mi brazo rodeo tu cuello, me tomaste de la cintura luego bajaste hasta mis piernas, las acariciaste despacio, fuiste subiendo lenta muy lentamente metiendo tus manos por debajo de mi falda, tocabas mis muslos sin dejar de besarme, suavemente pusiste tu mano entre mis piernas acari
ciándome sobre la ropa… desabrochaste mi falda y la bajaste, me sentaste y sacaste mi blusa mientras yo desabotonaba tu camisa sin separar nuestros labios… me recostaste de nuevo poniéndote a mis espaldas, comenzaste a besar mi cuello suavemente, mientras tus manos acariciaban mi espalda, el descenso inició… despacio, besando, lamiendo, mordiendo, saboreando cada pedacito de mi piel, tu lengua… ufff!... tu lengua… que bien se sentía humedeciendo mi espalda a su paso; me diste la vuelta y te tendiste sobre mi, me besaste nuevamente al tiempo que abrías mis piernas y te posabas entre ellas… recorriste mi cuello llegando a mi pecho, te quedaste ahí… era delicioso sentir como tu lengua jugaba con mis pezones de repente tus dedos hacían de las suyas entre mis piernas… cielos!… aquello me estaba gustando demasiado, me mordía los labios, mi cuerpo se erizaba, sentía como mis fluidos comenzaban a brotar mojando tus manos… tu lengua empezó a buscar una nueva morada… bajaste lento incrementando mis ganas, mi cuerpo pedía más, yo quería más… te detuviste en mi ombligo y un calor me invadía por completo, acariciabas mis piernas llegando a mis caderas… tus manos subían, tu boca bajaba… era un movimiento armonioso, bien coordinado que desquiciaba mis sentidos, tus manos sobre mis pechos… sentí llegar tu lengua abriéndose paso despacio, lamiendo suave, besando con dulzura, hundiéndose en mí… me devoraste completa… bebiste de mí… mi boca gemía… mi cuerpo se estremecía… y un desconocido escribía un nuevo capítulo en mi vida…