Hay días que la inspiración se va
de paseo, hay otros que hace magia para mí y me la devuelve, las visitas se
vuelven cada vez más complicadas, las distancias a veces parecen imposibles de
acortar, la espera se vuelve insostenible… pero de pronto en medio de las
dificultades, de los contratiempos, de las angustias, llega un mensaje
mostrándome que por fin está aquí y esa sonrisa idiota aparece de nueva cuenta
sin poder disimularla, la ansiedad recorre mi cuerpo y los minutos que faltan
para abrazarlo pasan lentos, siempre me siento más ansiosa cuando sé que ha
llegado y falta poco para verlo, de pronto me sorprende una llamada no quiero
esperar más, quiero salir corriendo, escuchar su voz me emociona aún más, la sonrisa idiota no cede.
Tic… tac… tic… tac… los segundos
pasan lentos.
¡Al fin! Ahí está, lo veo caminar
hacia mí, me besa y le respondo con el deseo desbordado, me recorre con la
mirada y lanza un piropo, creo que aún me sonrojo un poco cuando lo hace, sigo
sin acostumbrarme del todo, debo confesar que me encanta cuando lo hace, vamos
a nuestro lugar de siempre (deberían de regalarnos una cortesía después de la
quinta visita), cuando la puerta cierra detrás de nosotros el mundo se detiene
y solo existe él.
“Hola guapo” le digo mientras
recorro su rostro con un dedo mientras está sobre mí, “hola princesa” me
devuelve el saludo, nuestros labios parecen tener imán es casi imposible
separarlos, recorre mis hombros con sus dedos, siento el cosquilleo recorrer mi
espalda, mi piel se eriza cuando sus labios empiezan a descender por mi cuello,
van paseándose por mis senos, no hay nada mejor que tenerlo aquí entre mis
brazos, su mirada no pierde detalle de mis gestos, toca con calma midiendo mis
reacciones, esperando que mi cuerpo empiece a retorcerse, parece disfrutarlo
bastante, puedo verlo en esa sonrisa maliciosa que se esboza antes de morderse
el labio, me hace sentir segura, deseada, aún con el maquillaje corrido y el
cabello despeinado.
Mi lengua
lo busca ávida de su piel, lo enredo y siento su humedad mezclarse con la mía,
mis labios lo aprietan intencionadamente haciendo que su firmeza aumente y sus
gemidos se escapen, me pone sobre la cama, su mirada me avisa lo que está por
venir… mi cuerpo se arquea, trato de mantener mi mirada fija en él, fallo en el
intento, sus dedos se clavan en mis hombros, siento su agitada respiración en
mi oído, la habitación se llena de nuestros olores y yo… yo me lleno de él… No
hay nada que se compare con esa sensación, no hay nada que pueda igualar cómo
me siento cuando estoy con él.