Dicen que cuando deseas algo con todas tus fuerzas, cuando el deseo es verdadero, sucede... y hoy sucedió, desde que salí del trabajo algo me decía que existía la posibilidad de verlo, sabía que la ruta y el horario podrían hacer que coincideramos y hoy la suerte estuvo de mi lado, al llegar a un semáforo en rojo el reloj marcaba las 02:35 p.m. avancé por la calle buscándolo entre los carros y de pronto ahí estaba... fueron apenas unos segundos en los que pude verlo a lo lejos, pero después de tanto tiempo esos segundos bastaron para dibujar una sonrisa en mi rostro y desatar unas enormes ganas de detenerlo en ese momento y robarle un beso apretándolo con fuerza a mi cuerpo. Esas ganas aumentaron junto con la humedad entre mis piernas cuando me pidió que me
asomara a mi bandeja de entrada y descubrí una imagen suya, tomada durante una de nuestras conversaciones, Dioooooooossss!!! no puedo evitar retorcerme mientras le observo, tiro de mi cabello, muerdo mi labio inferior, recuerdo su sabor, su textura y quiero sentirlo en mis labios... ambos... quiero enredarlo con mi lengua, aferrarme a su cadera.
Me gusta saberle ahí, me gusta provocar esa reacción en él, y me gusta más aún que me sorprenda, que me lleve del gris al rojo en un segundo, con un gesto, con palabras, con acciones que jamás imagino, en el momento que menos lo espero, alterando mis sentidos como se le da la gana, sólo él tiene la habilidad de sorprenderme de esa manera.
